Cuando la farsa se vuelve trágica

Estamos frente a un gobierno que, al igual que el de 1976, implementa un programa de expoliación de las clases trabajadoras, destrucción de la industria nacional, desmantelamiento de las políticas estatales y desarticulación del tejido social.


Ayer quedó en evidencia que ese plan solo puede sostenerse mediante la violencia y la represión. Las fuerzas policiales, bajo la conducción de la ministra Bullrich, comenzaron a reprimir la manifestación de jubilados y jubiladas que recibían la solidaridad de hinchas de fútbol incluso antes de su comienzo.


Cientos de gases lacrimógenos, balas de goma y golpes fueron dirigidos contra quienes se manifestaban. Luego, más de 150 personas fueron detenidas bajo la ya clásica modalidad de arrestos al azar en plena desconcentración. La rabia comenzó a propagarse, y en distintos barrios de la ciudad de Buenos Aires y de otros lugares del país hubo manifestaciones de repudio.
Hoy, cientos de cuerpos doloridos se recuperan de los golpes, mientras que Pablo Grillo pelea por su vida tras haber recibido el impacto de una granada de gas lacrimógeno en la cabeza.

Como cuando en 2001 dijeron “estado de sitio”, como cuando en 2017 intentaron establecer el “2×1” para los genocidas, un pueblo con memoria marca los límites.


La farsa se vuelve trágica cuando volvemos a poner el cuerpo, pero la historia, nunca más, se repite.


Desde la Red de Carreras de Sociología, manifestamos nuestro más profundo repudio a la represión desatada el día de ayer sobre los jubilados/as, y en ellos, al pueblo argentino.

Fotografía de Gustavo Molfino