La Democracia en Riesgo
El fallo de la Suprema Corte contra C.F.K. que disfraza de Justicia al disciplinamiento político y social
“Libertad era un asunto
Mal manejado por tres.
Libertad era almirante,
general o brigadier” (Piero)
Cincuenta años más tarde, en un mundo más mercantilizado, individualista y atravesado por las tecnologías de la comunicación, el ejercicio del poder –expulsivo e inhumano– llega por otros métodos. Hoy los mecanismos son más sutiles, ilegibles y, probablemente, también más injustos y perversos. Ya no son almirantes, generales o brigadieres quienes deciden sobre la libertad y la democracia: ahora son los ministros de la Corte Suprema (¿de Justicia?) de la Nación –dos de ellos designados por decreto de Mauricio Macri– quienes, una vez más, manejan de forma deficiente y profundamente antidemocrática los asuntos públicos.
El fallo de ayer, 10 de junio de 2025 que, lawfare mediante, condena a prisión y proscribe a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, se explica por una decisión política que afecta a nuestra democracia, y no por la búsqueda de justicia. Es una sentencia, escrita antes del juicio y dictada por los intereses de los grupos económicos concentrados, carentes de empatía y llenos de odio hacia los sectores populares.
Más allá de los argumentos jurídicos que vuelven cuestionable el fallo, la prueba irrefutable de la injusticia es la parcialidad y la doble vara con las que se condena a una persona mientras se “cajonean” las causas de Mauricio Macri y de representantes de otras fuerzas políticas no peronistas. A ello se suma la negativa sistemática a permitir la investigación del Caso $Libra, que sigue blindada por el silencio judicial. La selectividad de la Justicia no solo revela su falta de imparcialidad: la convierte en una herramienta más del disciplinamiento político y social.
Quienes hoy se rasgan las vestiduras en nombre de la República, son los mismos que le asestan un golpe al sistema republicano. En una república democrática que se precie de tal, el sistema judicial debería ser imparcial e independiente, y no la herramienta de los sectores concentrados para imponer su voluntad.
En Argentina, se han violado, una vez más, las más elementales garantías institucionales, convirtiéndonos en un país más injusto (y peligroso) donde el Estado de Derecho no está plenamente vigente. Esto se evidencia también cada miércoles en la Plaza de los Dos Congresos, donde se reprime a jubilados, sacerdotes, periodistas y menores de edad, entre otros.
Desde nuestro lugar de directoras y directores de Carreras de Sociología, expresamos nuestro repudio y preocupación ante este atropello, que no es solo contra la figura política más importante de la oposición , sino contra las bases mismas de nuestra democracia.